Tras casi 10 años de crisis internacional, la industria logística se encuentra en una coyuntura en la que nos vemos obligados a reconsiderar la forma de hacer negocios, pero sobre todo, como hacerlos de una forma más eficiente.
Las feroces luchas de precios, que han permitido sobrevivir a los grandes operadores logísticos durante el periodo de crisis, han llevado el precio del transporte a su nivel más bajo en los últimos 5 años.  
No obstante, las expectativas sectoriales son positivas, sustentadas principalmente por el importante crecimiento de las exportaciones en los años 2014 y 2015; aunque siguen preocupando los márgenes, que se sostienen, en gran medida, a costa de la reducción de costes laborales, lo que ha impactado, obviamente, en la calidad del servicio.
La crisis obligó a muchas empresas del sector, entre otras medidas, a adoptar una posición defensiva con respecto al diseño de sus flotas y plantillas, así como en términos de inversión en nuevas tecnologías.
Y es que, mientras la mayoría de operadores logísticos españoles han tratado de mantener sus costes estructurales en mínimos, para poder abaratar precios y mantenerse a flote, nuestros colegas en E.E.U.U., pioneros en la implantación de tecnologías de vanguardia, se encuentran ya explorando un amplio panorama de oportunidades, que las nuevas tecnologías van a brindar a nuestro sector.
En los próximos años, las nuevas tecnologías continuarán siendo decisivas para el futuro de la logística, como lo vienen siendo desde principios de los 90.  Nuestra industria está pasando por una segunda revolución silenciosa, que ha comenzado ya en los E.E.U.U., lo que hace que este sea un momento emocionante para los que estamos en este negocio.
Como decía, un número creciente de empresas estadounidenses están adoptando tecnologías avanzadas para asegurar un servicio más eficiente, fiable y rápido. El camino a recorrer no está exento de riesgos, pero para aquellos a los que les obsesiona la diferenciación y tienen la capacidad de adaptarse antes que nadie a los cambios del mercado, las nuevas tecnologías están ofreciendo oportunidades en abundancia.
Soy de la opinión, que la manera de seguir mejorando la eficiencia, no radica en la reducción de los costes estructurales, penalizando el servicio y la satisfacción del cliente.
La mejor manera es tratar de entender que está sucediendo o va a suceder en el futuro próximo, ya que la tecnología siempre ha sido la fuerza impulsora detrás del crecimiento de nuestra industria y sin duda, la que más ha ayudado a mejorar tanto la eficiencia, en cualquier sector, desde la agricultura, hasta la aeronáutica.  
Algunas de las tecnologías que pueden transformar el sector logístico en un futuro próximo, incluyen el Internet de las cosas (IoT), las entregas con aviones no tripulados, los vehículos eléctricos y los vehículos sin conductor.
Muchas de las tecnologías emergentes están todavía en la fase de pruebas, pero no cabe duda de que van a tener un papel fundamental en el futuro; y el futuro, al ritmo que suceden las cosas hoy día, no está muy lejos; más bien, a la vuelta de la esquina.
Se espera que estas nuevas tecnologías ayuden a reducir los costes de transporte y almacenamiento de manera significativa. También se espera que garanticen un servicio más rápido y de mayor calidad, lo que resultará en un aumento de la satisfacción del cliente.
Por ejemplo, los drones se pueden utilizar para entregar mercancías a los clientes situados a media distancia, en una fracción del tiempo que se necesita para entregar la misma por carretera y a un coste significativamente menor.
Los grandes operadores, que llevan años invirtiendo en sofisticados sistemas de posicionamiento global (GPS), sistemas de gestión de almacenes (WMS) y sistemas de gestión de transporte (TMS), tienen ahora por delante un nuevo reto, seguir invirtiendo en la adopción de estas nuevas tecnologías, que les permitirán proporcionar un servicio más rápido y fiable, a un coste cada vez más eficiente.
La conclusión es simple: Como ocurrió en los 90 con internet, en un mercado cada vez más competitivo, queda menos espacio para los que no se adaptan a los cambios, por lo que acabarán desapareciendo.
De hecho, muchos grandes operadores ya han comenzado a afrontar este reto. Algunas empresas de distribución, como Amazon, llevan unos años experimentando con la entrega avión no tripulado y recientemente han recibido permiso del gobierno estadounidense, para efectuar ensayos de entregas de paquetería con drones.
Sin duda alguna, aquellos que se suban al tren de la innovación, continuarán liderando el sector, creciendo de forma sólida y sostenible; aquellos que no vean que está ocurriendo, acabarán desapareciendo, más pronto que tarde!