martes, 9 de diciembre de 2014

http://isabeliglesiasalvarez.com/2014/12/04/la-gratitud-ya-no-esta-de-moda/

traducido por Federico Dilla

La gratitud ya no está de moda

Hace varias semanas me encontré la siguiente nota pegada en la pared de un hospital de Alicante:
nota de agradecimientoRecuerdo haberme quedada parada leyéndolo ya que era la primera vez que lo veía. Fue tal mi curiosidad por la nota que decidí preguntarles directamente a los médicos. Su respuesta fue todavía más contundente: “a nosotros también nos gusta que se nos agradezca cuando alguien está contento con el servicio que hemos prestado y que no todo sean quejas”.
La realidad es que nos hemos acostumbrado a quejarnos y decir lo que no nos gusta. Y nos hemos olvidado de decir lo que sí nos gusta.
Nos hemos acostumbrados a dar por sentado que si algo sale bien es lo que se esperaba de nosotros o de los demás y, por ello, no hay agradecimiento que valga.
En cambio, si el asunto en cuestión ha tenido un mal resultado lo “lógico” es que se diga de forma enérgica que no ha salido como se esperaba.
En definitiva, hemos asumido como normal que las personas no necesitamos agradecimientos, ni una palmadita en la espalda o simplemente un “gracias” acompañado de una sonrisa.

Un pequeño caso de éxito

Hace varios años, en una empresa en la que trabajé, pusimos en marcha una iniciativa muy modesta. Se trataba de hacer un pequeño homenaje a las mujeres por el día de la mujer trabajadora. Teníamos claro varias cosas para que tuviese el resultado que esperábamos:
  • Pensábamos que el detalle que se daba ese día a las mujeres tenía que ser algo simbólico que representase el espíritu de agradecimiento de la dirección de la empresa, con lo que tenía que ser algo de un valor muy pequeño. Lo importante no era el regalito en cuestión, sino lo que queríamos transmitir con ello.
  • Además queríamos que, si la iniciativa, tenía éxito, no se viese con el paso de los años como algo mecánico que se hacía sin mas porque la gente se había acostumbrado a ello.
La primera vez que lo hicimos nos vimos desbordados por las muestras de cariño de las compañeras que lo habían recibido. Tuvo tan buena repercusión que llegamos a pensar que habíamos generado demasiados expectativas entre nuestras propias compañeras. Recuerdo como mi jefe me llamó al final del día para agradecerme la iniciativa y darme la enhorabuena. Era la primera vez que lo hacía.
Para mí lo destacable de aquella iniciativa fue la repercusión que tuvo y cómo fuimos capaces de mostrar nuestro agradecimiento con algo que casi no tenía valor económico, pero si un gran impacto en la motivación.
Los siguientes años seguimos repitiendo la iniciativa y nos dimos cuenta de que se producían una serie de hechos curiosos:
corazón en las manos
Varias compañeras se involucraron en los preparativos. Participaban de la elección del detalle así como de la puesta en marcha.
Varias semanas antes de la fecha, el 8 de marzo, muchas de las compañeras empezaban a hablar ya de ese día y de “qué sorpresa les tenía preparada” la empresa.Habíamosconseguido generar una expectación en torno a algo que tenía un valor económico casi irrisorio y que era esperado como agua de mayo cada año.
Insisto: la clave nunca fue el valor de lo que se les entregaba sino la verdadera intenciónde que la empresa mostrase su agradecimiento en un día tan especial para las mujeres.

¿Cuándo fue la última vez que agradeciste algo?

Y no me refiero a la última vez que le dijiste “gracias” a alguien sin mirarle a los ojos o de forma mecánica, sino a aquella vez que lo sentiste de verdad y que la otra persona sintió que tu agradecimiento era real y auténtico.
Según Harvey Deutschendorf, el 90% de los empleados que consideran que sus jefes les muestran su gratitud consiguen mejores resultados. Y ante tales evidencias me sigue llamando la atención que las empresas sigan obviando el poder que tiene el agradecimiento.
Soy consciente de que puede haber personas que consideren que eso de agradecer a tus colaboradores es una milonga más de los de Recursos Humanos que parece que nos hemos empeñado en tratar de conseguir que el buen ambiente reine en las organizaciones. ¡Con lo que bien que se trabaje con malos rollos!
Si hay algo que he aprendido a lo largo de estos  casi 2 años con mi blog es lo agradecida que son las personas.
Cuando escribes nunca sabes quién va a leerte, ni siquiera si lo que estás escribiendo gustará. Simplemente escribes porque te apetece hacerlo.
Con el tiempo me he dado cuenta que muchas veces el agradecimiento llega sin tu pedirlo. Simplemente porque has escrito, dicho o hecho algo que a alguien le haresonado dentro. Y eso ha sido suficiente motivación para que la gente se haya mostrado agradecida y te haya dejado un comentario.
Para mí la clave del agradecimiento reside en dar sin esperar nada a cambio.
Dar de forma generosa porque a uno le sale de dentro y porque le apetece.
Y por supuesto, siempre, siempre, siempre agradecer lo que los demás están dispuestos a darte.
Si consideras que el agradecimiento puede serte útil en tu día a día, te invito a que lo practiques. Te sorprenderás al ver que cuanto más lo hagas, más y mejores resultados obtendrás.
Si no es ese tu caso, no pasa nada. Los demás seguiremos siendo agradecidos contigo.